Bueno, está bien plasmar mi humor, pero, también es bueno plasmar mi inspiración, dibujos, pinturas, música, textos varios y todo lo que está detrás de cada una de mis expresiones artísticas. Espero disfruten.
sábado, 29 de enero de 2011
Ábranme paso!
Letra Bacalao - El General.
no queremos mas guerras
No, no mi amor,
No, no mi amor,
¿Cuál es el mayor de todos los enemigos,
el hambre, el delito o el que se queda mudo?
no queremos mas guerras
No, no mi amor,
No, no mi amor,
en este mundo que se ha puesto tremendo
no queremos mas guerras
No, no mi amor,
No, no mi amor,
Este sistema no sirve pa nada
no mas guerra ni explotación
miércoles, 26 de enero de 2011
Chico trujillo - La cosecha de mujeres
PEDAZO DE COVER LOCO!!!!
martes, 25 de enero de 2011
Felicidad
martes, 18 de enero de 2011
viernes, 14 de enero de 2011
♥ R C ♥
Lo importante es tener la garra y la ironía.
Es más fácil sentirlo que explicarlo con palabras”.
martes, 11 de enero de 2011
lunes, 10 de enero de 2011
El granjero y el manzano
Fue así, que un día, una enorme helada mató a todas sus cosechas de maíz, trigo y soja, a esepción del enorme árbol de manzanas. Desesperado, el granjero, al ver que todas sus cosechas habían sido destruidas, se puso a llorar de bajo del árbol de manzanas, tratando de pensar de qué manera podría vivir ahora sin tener ninguna planta viva para vender y ganar dinero.
El árbol, al ver al pobre hombre sufrir, decidió regalarle uno de sus frutos, el cual él nunca había probado. El hombre, agradecido, decidió probarla. Fue tanto el placer que sintió el granjero al saborear esa manzana, nunca antes había probado algo igual. Después de darle las gracias, el manzano le dijo:
- "A cambio de qué me cuides yo te daré todas las manzanas que necesites para poder vivir"-.
Al granjero le pareció un buen trato, con solo regarlo él podría ganar sumas impresionantes de dinero.
A medida que pasaba el tiempo, el granjero y el manzano se hicieron grandes amigos. El manzano se sentía feliz de su amigo el granjero, ya que él le daba agua, le sacaba las hormiguitas y en las noches de helada, lo cubría con una enorme frazada, y se quedaba a dormir con él a su lado. El manzano ya no lo traba como "el granjero" sino que como un amigo fiel.
Fue así que un día, en granjero recibió una cantidad enorme de árboles de manzanas, cantidades incalculables de árboles, con frutos deliciosos según el vendedor y que jamás había probado. Con esta cantidad de árboles, el granjero podría quintuplicar sus ganancias, pero a cambio él debía darles gran atención a los arbolitos ya que eran de una familia de manzanas especial.
Es así que con el pasar del tiempo el granjero cuidaba a sus arbolitos con todo su tiempo, dejando de lado al enorme manzano que lo había ayudado a poder salir de la pobreza y ganar dinero para vivir. El tiempo pasaba y el manzano se enfermaba, sus hojas se secaban y caían, y los bichos se comían sus frutos. El pobre árbol no podía aguantar ver como el granjero les daba tanta atención a ellos y a él no. Su amigo el granjero lo había abandonado.
Meses más tarde, cuando el granjero se dirige a retirar los primeros frutos de los manzanos, se llevo tal sorpresa al ver que todas las manzanas estaban podridas por dentro, llenas de gusanos, y las que no, estaban horribles.
Indignado el granjero, decidió cortarlos a todos, dejando solo sus raíces.
El granjero asustado al ver que todas sus ganancias se iban a pique, recordó al viejo manzano, que tal vez podría ayudarlo nuevamente para salir de esta situación.
Gran sorpresa se llevó cuando vio que en el lugar donde estaba el manzano solo quedaba un enorme agujero. Mayor sorpresa se llevó cuando miró hacia su costado y divisó al manzano en la granja del Sr.Carls, uno de los mejores agricultores del país.
De inmediato salió corriendo hacia la granja para reprocharle el porque se había robado su manzano. El granjero estaba indignado por tal apropiación.
Cuando toca la puerta, el granjero Carls sale y decide saludarlo como todas las mañanas, pero inmediatamente, antes de poder estrechar manos, el granjero empieza a gritar y pedir explicaciones por tal comportamiento.
El granjero Carls, inmediatamente, con una sonrisa amigable le dice:
-"Creo que sería mejor que hable con su manzano sobre esto, señor mío, además yo no lo traje hasta aquí, el solito llego hasta aquí, haciendo un esfuerzo tremendo, arrastrando sus raíces mordidas y sus hojas marchitas"-
Que sorpresa se llevó el granjero al descubrir que el manzano podía caminar, pero aun no entendía porque él se había escapado, acaso él no lo había tratado tan bien en esas frías noches de invierno.
Cuando llega a la sima del monte donde se encontraba el manzano, le pregunta:
-"¿Manzano, por qué te has escapado de mi granja, acaso no te cuide, no te trate bien?"-.
El manzano, con una fría mirada y con un susurro del viento dijo:
-"Si, acepto que me has tratado bien, me cuidaste en muchos momentos, eso no lo puedo negar y nunca lo voy a olvidar, nos tratábamos como hermanos; hasta que la codicia te atrapó y me dejaste solo, con los bichitos y el invierno y decidiste darle toda tu atención a esos manzanos, manzanos podridos por dentro, que solo te dejarían con hambre. No podía ver como me dejaste a mí por ellos así que decidí levantar mis raíces, mover mi ramas y salir arrastrándome de tu granja, llevando conmigo la ultima manzana, que tal vez algún granjero al probarla me podría ayudar. Pero no fue necesario, ya que cuando llegue a esta granja, agotado y casi seco, el granjero Carls al verme, decidió rápidamente ayudarme y sin siquiera probar la manzana, me plantó en este monte, me dio agua y me quitó todos los insectos, hasta ser después que el probó la manzana y se deleito con esta.
En cambio, tu, solamente te diste cuenta de mi presencia al final de todo, cuando las heladas habían destruido todas tus cosechas y ya no tenías a ninguna planta que te diera algo para vender y así poder vivir. Ahora por aquello te has quedado solo."
La joven del bello rostro
Había una vez una joven de origen humilde, pero increíblemente hermosa, famosa en toda la comarca por su belleza. Ella, conociendo bien cuánto la querían los jóvenes del reino, rechazaba a todos sus pretendientes, esperando la llegada de algún apuesto príncipe. Este no tardó en aparecer, y nada más verla, se enamoró perdidamente de ella y la colmó de halagos y regalos. La boda fue grandiosa, y todos comentaban que hacían una pareja perfecta.
Pero cuando el brillo de los regalos y las fiestas se fueron apagando, la joven princesa descubrió que su guapo marido no era tan maravilloso como ella esperaba: se comportaba como un tirano con su pueblo, alardeaba de su esposa como de un trofeo de caza y era egoísta y mezquino. Cuando comprobó que todo en su marido era una falsa apariencia, no dudó en decírselo a la cara, pero él le respondió de forma similar, recordándole que sólo la había elegido por su belleza, y que ella misma podía haber elegido a otros muchos antes que a él, de no haberse dajado llevar por su ambición y sus ganas de vivir en un palacio.
La princesa lloró durante días, comprendiendo la verdad de las palabras de su cruel marido. Y se acordaba de tantos jóvenes honrados y bondadosos a quienes había rechazado sólo por convertirse en una princesa. Dispuesta a enmendar su error, la princesa trató de huir de palacio, pero el príncipe no lo consintió, pues a todos hablaba de la extraordinaria belleza de su esposa, aumentando con ellos su fama de hombre excepcional. Tantos intentos hizo la princesa por escapar, que acabó encerrada y custodiada por guardias constantemente.
Uno de aquellos guardias sentía lástima por la princesa, y en sus encierros trataba de animarle y darle conversación, de forma que con el paso del tiempo se fueron haciendo buenos amigos. Tanta confianza llegaron a tener, que un día la princesa pidió a su guardián que la dejara escapar. Pero el soldado, que debía lealtad y obediencia a su rey, no accedió a la petición de la princesa. Sin embargo, le respondió diciendo:
- Si tanto queréis huir de aquí, yo sé la forma de hacerlo, pero requerirá de un gran sacrificio por vuestra parte.
Ella estuvo de acuerdo, confirmando que estaba dispuesta a cualquier cosa, y el soldado prosiguió:
- El príncipe sólo os quiere por vuestra belleza. Si os desfiguráis el rostro, os enviará lejos de palacio, para que nadie pueda veros, y borrará cualquier rastro de vuestra presencia. Él es así de ruin y miserable.
La princesa respondió diciendo:
- ¿Desfigurarme? ¿Y a dónde iré? ¿Que será de mí, si mi belleza es lo único que tengo? ¿Quién querrá saber nada de una mujer horriblemente fea e inútil como yo?
- Yo lo haré - respondió seguro el soldado, que de su trato diario con la princesa había terminado enamorándose de ella - Para mí sois aún más bella por dentro que por fuera.
Y entonces la princesa comprendió que también amaba a aquel sencillo y honrado soldado. Con lágrimas en los ojos, tomó la mano de su guardián, y empuñando juntos una daga, trazaron sobre su rostro dos largos y profundos cortes...
Cuando el príncipe contempló el rostro de su esposa, todo sucedió como el guardían había previsto. La hizo enviar tan lejos como pudo, y se inventó una trágica historia sobre la muerte de la princesa que le hizo aún más popular entre la gente.
Y así, desfigurada y libre, la joven del bello rostro pudo por fin ser feliz junto a aquel sencillo y leal soldado, el único que al verla no apartaba la mirada, pues a través de su rostro encontraba siempre el camino hacia su corazón.
Autor.. Pablo Pedro Sacristán